Este capítulo es sumamente interesante
pues aunque nos sigue hablando de la práctica reflexiva, nos da una nueva forma
de aplicación pues nos incita a hacer un análisis de nuestro actuar pero ya no
de manera tan formal como personas “profesionales” sino más bien como una
comunidad, que también se enfrenta a retos día con día, y aunque son diferentes
tienen una trascendencia.
Me recuerda mucho al trabajo en red,
puesto que lo que el profesional aprende lo va inculcando entre sus semejantes
(no precisamente colegas) y por lo tanto va contribuyendo a su formación.
De ahí que en la lectura se proponga
trabajar a base de un punto nodal en donde se identifiquen:
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